Eres como las burbujas del cava,
cosechas de agotamientos,
noches de brujas,
noches sin alientos.
Suben rectas,
al ritmo de tactos y miradas,
momentos realizados y perfectos;
hasta llegar al abismo,
donde traspasan
las aguas del tiempo,
que al deleite de las lágrimas
transparentes y diáfanas,
como un cristal, donde me miro,
contemplo mi vida
y se lo que veo;
Vencido y limpio de ti,
quedan lágrimas contenidas
y para secarlas,
me basta con respirar
la fresca brisa del mar.
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