Una mañana, mi mente,
decidió no escribir más,
las palabras salieron,
mirándome a los ojos
y mostraron sus alas para volar.
Eres como un niño, me dijeron,
que juega con la pluma
en mares embravecidos;
venimos descalzas a bailar
en tus páginas blancas
para seguir tú relato,
un cuento hermoso
de amor y arrebato.
No hay suficiente razón
para dejarlas de lado,
si lo que quiere mi corazón
en mis páginas tenerte
y seguir soñando
Nunca dejes de escribir, nuncaaaaaa...
ResponderEliminarNada merece en esta vida que se apague la voz de tu alma, como bien dices siempre será niña y seguirá ilusionándose y soñando.
¿Hay algo más hermoso que soñar?
Un abrazo poeta.