miércoles, 24 de julio de 2019

Entre el día y la noche.


No existe más belleza que la del alma
Y lo que se contempla a través de ella,
Que tiembla en el latir
De un solitario corazón
Cobrando vida el sentido
Bajo los rayos de la luna,
En la noche oscura,
Cobra vida mi pluma.
Esas tardes que de nuevo
Visten de color las calles
Entregando los sueños
En ese universo que nace
Centelleante en el horizonte
Expandiéndose el azul del cielo.
El solitario viento gime,
Se arremolina en torno mio
En esa vereda verde
Con sus ardorosos anhelos,
Vigor que mi visión nubla
Haciendo caer lágrimas de mis ojos
Con sus ráfagas de aire,
Turbando mis pensamientos.
Riza el agua del arroyo
Que canta a mi paso
Apartando las piedras
Bajo mis pies descalzos
Tonifica mi alma su agua fría.
La plenitud del día avanza
Hacia ese atardecer deseado,
Ese ansiado momento
Entre la noche y el día,
Cuando decae la tarde
En la fugaz huida
De los pájaros hacia sus nidos.
Aire que calma la inminente
Y oscura noche
Entre los viñedos que reclaman
Su pronta vendimia
En ese sentir del alma
Cuando se cortan los racimos de uvas.
Quieto queda en una pausa
De agradable silencio
Que agradece mi mente
Mis ojos y mi cuerpo,
En ese íntimo sentir
De los sentidos y del alma.
Cae la tarde, se acerca la noche
En el encuentro gozoso y breve
Del sol y la luna
Que ebrios de amor
Entierran profundamente sus deseos,
Huele la noche, se escapa el día,
A nuevos y deseados sueños.
Luna;
Hija de la tarde misteriosa
Entre las tenues luces
Que se van disipando
Entre el pasado y el presente,
Se reaniman los corazones
De los viejos amantes
Y yo aunque ausente, te pienso.

SILVER ©

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