viernes, 9 de agosto de 2019

Florece la ausencia


Florece la ausencia
En ese reloj de pared
Que solitario marca las horas
Que pausadamente van pasando
Entre las sombras del día,
El sol no es el mismo
Cuando decae hacia el horizonte
De ti huérfano y desnudo
Tras esas livianas cortinas
Que el atardecer cubre
Cuando nace la luna,
Espejo es el mar abierto
Dónde se refleja en su caída
Dorando la cresta de la olas
Cuando regresan a ti.
Florece la ausencia
En ese reloj de pared
Que solitario marca las horas
Perdiendo la memoria del amanecer,
Decidí decir lo que siento
Cuando la noche iluminas
En tu cándida mudez,
Mis palabras se llenan de fuego
Y de plateado fulgor,
No se mueven mis sueños
Cuando te puedo contemplar
En cada anochecer,
Recuerdos que navegan sin vagel
Entre mis sueños
Tejidos bajo la sombra de la luna.
Florece la ausencia
En ese reloj de pared
Que solitario marca las horas
De los días sin ayer,
Deslumbra esa luz que emanas
En silencio cuando cubres
El nocturno cielo,
Se transmutan los suspiros,
Se transmutan los silencios
En cantos y musicas
Que de tu pecho escapan
En todo momento
Elevándose al cielo
Cómo una plegaria.
Florece la ausencia
En ese reloj de pared
Que solitario marca las horas
Sonriente en cada pulsación
De sus engranajes viejos,
Parece sonreír a cada hora
Meciendo su péndulo
Que celoso mueve el minutero
Queriendo jugar con el tiempo
Para que nunca acabe,
Subirme en esa saeta
Que marca las horas
Que faltan para el nuevo amanecer,
Florece la ausencia
En ese reloj suspendido
Que solitario marca la horas
Que cuando suena
Tiemblan los cimientos
De esa vieja pared.

SILVER ©

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