viernes, 23 de abril de 2021

Se hizo verbo

 

La vida se hizo verbo

Cuando se mezclaron

Mi café y tu sonrisa,

No necesitó azúcar,

Se endulzó cuando tus labios

Rozó el borde de mi taza,

Desde entonces

No hay nada tan exquisito

Que iguale tal dulzura.

No es el negro brebaje

Que llega a mi garganta

Cómo sombra furtiva,

Ni el almíbar que suaviza

El amargor del líquido

Calentado por el fuego,

Es el recuerdo que guarda

Mi taza de tu boca

Cuando sonreias.

Savia que hace florecer

Cuando te miraba

Limpia como agua 

Bendita tu sonrisa,

Las campanas tañen de envidia

A coro en el campanario

En lo alto de una ermita.

Se oye el canto de los matines,

Plegaria o ruego,

Desde el principio del tiempo

Tan cierto como el silencio

Que te rinde homenaje

El colibrí en su aleteo,

Así sabe mi café

En la taza que rozaste

Y pensando en ti lo saboreo,

En la suavidad del aire

Se percibe su aroma

Mezclado con el perfume

Que dejaste en mi alcoba,

Soplo divino

De tus labios enternecidos,

Cuando se juntan

El sabor del café

Los tuyos y los míos,

Son esos mis sueños

Cuando en las mañanas

Mirando al cielo azul

A sorbos lo tomo 


SILVER©


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