A los ojos de la luna
En el mar en calma
Inunda las marismas
De esta nuestra tierra,
En sus extremos,
En sus eternas riberas,
Se expande en un océano
Rosa sus flamencos.
El viento en sus soledad
Acuna los juncos,
Brotan sus eternos gemidos
Entre zarzas y cañaverales,
En miles sonidos
Cómo un largo lamento
Protestando en sus veredas,
Inalterable, con madurez serena
Esperando la primavera.
Es el embrujo de tus labios
En un húmedo y tembloroso beso,
Es el carmín del amanecer
Que los pinta de ilusiones y deseos
Cuando en el horizonte
En calma y confiado
El sol emerge embelesado
Ante tu cálida imagen.
Las arenas de los senderos
Acallan los cascos de los caballos
Que libres galopan
Bajo el sol de la tarde,
Es el sur, es nuestra tierra,
Torbellino de amor y arrebatos
En el silencio del atardecer,
Y el viento ora mientras
Lánguidas se adormecen
Las aves en los páramos.
La brisa de poniente
En el mismo ocaso del día,
Refresca tu cuerpo
Cuando el crepúsculo
En espera de que el sol se oculte
Ante los ojos de la luna,
En esa quietud que se sumerge
En el gran lago azul
Que baña nuestras marismas
Cuando crece la marea
Y el amor con gesto sonriente.
SILVER ©
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