martes, 25 de agosto de 2020

Sin abrir los ojos


Y sin abrir los ojos.
Cerrando los oídos
Al mundanal ruido
Que se adentra por mi ventana,
Quedarán atrapadas
Cada palabra, cada letra
En las páginas blancas
De un cuaderno nómada.
Palabras dichas en sueños
Que acaban en ese rincón
Llamado pensamiento,
Tan fuertes como el roce
Del alma con unos labios,
Pensamientos en susurros,
Grandes y profundos
De unos ojos que miran
La noche que cae despacio
Quebrándose en el horizonte.
En la quietud de las aguas
Doradas en el atardecer,
Donde emergen las ilusiones
Filtrándose entre las algas
Que pintan de verde
Las rocas sostén de la vida
En un arrecife de corales
Tan blancos que forman
Las blancas playas
De nuestros anhelos.
Frágil trozo de tiempo
Ofrecido en el cáliz de los sueños,
Entrañas de los silencios
Oyendo una liturgia
En el altar de tu pecho
Amamantando mi juventud
Tardía en el umbral
De mi pronto invierno,
Alimento en forma de bendiciones
De una vid prohibida
Que de cuyo vino no hablaré,
Y entre sus ramas y hojas
Se filtra la luz cálida
De una impronta luna,
Acompañada de las estrellas
Dibujando sombras
Que se mecen con la brisa.
Luna que ilumina mis vacíos,
Silencios que llenan mi conciencia
Que en cada minuto te piensa
Convulsionando el sol
Cuando en el horizonte
Se cruza con la luna
En dulces espasmos,
Y mi voluntad se quiebra
Cuando en la noche
Yo te contemplo.

SILVER ©

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