jueves, 22 de julio de 2021

En el lánguido ocaso

 

Sangre roja corre por mis venas,

Más colorada que las amapolas

Que al borde de los campos crecen,

Derramándose entre el verde

Del trigal que nace.

Es mi alma que se encarama

Hacia el cielo que se oscurece,

En esta postrera hora te llama

En el insomnio de la madrugada

Cuando el sol se escapa

Del letargo de la noche.

El ocaso languidece

Cavando esa larga trinchera

Entre alma y mente

Para acortar esa guerra

Que se libra ebria y trágica,

Febril en mi necesidad

De ganar esta batalla tan vieja

Entre la lluvia y el fango

Que se acumula en mis ojeras.

Y al finalizar este día,

Nubes blanca se acumulan

Como parte del tributo

Suplicando no más guerra,

Y un nuevo grito de libertad

Deponiendo las armas

En el altar de mis plegarias

Reconfortando este viejo corazón

¡Por favor; no más guerra!

El fósforo encendido de la tarde

Que el sol prende entre las nubes

Cómo rayos incandescentes,

Y así es tu presencia

En esta tardía tarde

De este caluroso verano,

O quizás sean mis palabras

Escritas por mi temblorosa mano,

Que comen de tu esencia

Iluminando el ocaso.

Es la brisa, la refrescante brisa

Que empuja el silencio

Arrebatando al corazón

En estos mis más íntimos versos

Sonriendo a la luna,

Palabras que se esfuman

En esta tarde que se apaga

Despertando a la noche

Y que en una sola mirada

Tus ojos me hablan del infinito

Como si no hubiera presente,

En ese espacio donde

Tienen cabida las palabras

En ese impulso de escribirte

Cada tarde cuando

Es en tu rojo corazón

Donde existe la poesía.


SILVER©


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