Prisionero de los sueños rotos
En la ausencia de tu mirada
Esta silente noche
Que golpea los cristales
Y las negruras que asoman
Escondiendo la luna,
Este silencio roto por el viento
Incesantes tras la ventana
En este húmedo otoño.
La flor de la noche
Se esconde detrás del muro
Que rodea mi casa,
Recuerdos de aquellos instantes
Compartidos entre las paredes
Ocultos el sol y la luna,
Silencio que se embriaga
Con su lejano perfume,
Mi conciencia se nubla
Cómo en un sueño
Entre las tinieblas,
Y me dejo seducir
Por esta noche oscura.
Mis ligeras palabras
Como colibrí vuelan
A través del tiempo,
Esa poesía inacabada
Siguen tras las huellas,
Vestigios de un amor
Que surgió del Edén de mi alma.
No soy más que lo que escribo,
Sin más pretensión
Que escribir lo que siento,
Incesantes letanías
Cómo salmos en un convento,
Plegarias que lanzo al cielo
En esta noche que se adormece
Entre los suaves susurros de la brisa
Que sopla intermitente,
Y yo a oscuras te pienso.
Quizás no sean suficientes
Mi corazón, mi vida
Y estás manos que se arrugan
Que al anochecer por ti escriben,
Esta luna que se refleja
En el mar de mi tormento.
¿En que sueña la luna
Escondida tras la negrura?
¿Y mis deseos?
¿Y lo que hace daño?
No pretendo ser dueño
De los suspiros de tu pecho,
Ni tan siquiera de tus miradas
Aunque no estén tus ojos abiertos,
Ni tampoco que en cada
Latido de tu corazón
Mi nombre no suene.
Que cada uno de mis versos
Sean condenados al silencio,
Que enmudezca el viento
O que sople en un lamento
El anhelo por la vida,
Que mi voz rota
Grite al cielo que existo,
O que falte el aire en mi pecho.
Que pasen los años,
Y en mi rostro cuarteado
Por el levante traicionero
Siempre brille una sonrisa,
Tantos deseos...
Tantos deseos...
Cuantos anhelos...
Cuántas ilusiones compartidas
Abonando la tierra
Como la lluvia en cada
Una de sus transparentes gotas,
Que tu nombre lleva
En el limpio sonido
Cuando sigue cayendo
Golpeando tras los cristales.
SILVER ©
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