Ya es de noche tras los cristales
Empapados por el frío otoño,
Se va cayendo majestuoso
Esperando el nocturno letargo,
En el refugio de mi habitación
Me quito el sopor de los ojos
Que somnoliento me impiden
Ver la luz del atardecer.
Otro día que se va, otro más,
Esperando una nueva oportunidad
Que me de la noche
Aunque el azul del cielo
Quede cubierto por las nubes,
Quizás sea la soledad
Que oprime mi alma
Presagiando un duro invierno.
Los seres mágicos de la noche
Que habitan entre las ramas
De los ya desnudos árboles
Revolotean madrugadores
Y a los lejos se oye el primer canto
Del búho en lo alto del campanario
De una iglesia solitaria.
En esa quietud plácida
Que nos depara la noche,
Me dejo llevar por esa atracción
De lo que de verdad se ama
Regresando en forma de canción,
De luna, de silencio,
Y el canto del mirlo
Me trae el recuerdo de las palabras
Que mis sentidos han oido
A susurros dichas por tu boca.
Se hace la noche oscura,
Pasearé mirando las estrellas,
La luna me alumbrará
Y el sonido de tu risa
Me acompañará mientras camino,
Y entonces tú cuerpo
Se hizo verbo, el verbo besos,
Los besos, flor de la fresa
Cubiertas de la humedad
Incipiente de la fría noche.
Dulzura y pasión de una boca
En todo su señorío,
Ojos que me turban
Altivos y con tronío
Labios floridos de carmesí
En su esplendor, traviesos,
Mi condenación...
Cómo tributo al amor.
Cuerpo moreno,
Caricias que me desafían,
En mi piel impregnado
Sutil y perfumado pelo
Morirme quisiera
Besándote con mi último aliento.
SILVER ©
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