La luna llena platea
Mi ciudad mientras camino,
El cielo la abraza
Entre su negrura,
Mientras se adornan
El duende de la Navidad
Se aproxima alegre
Y lentamente se adueña
De sus iluminadas calles.
Son horas de silencio
Que todo lo va llenando
Mientras en un lento paseo
Mi mente se escapa
Soñando en un nuevo día,
Son horas de suave terciopelo
Que cubren el cielo infinito,
De ilusiones que florecen
En la pupilas de los niños.
Observo callado en mi deambular
Por esas iluminadas calles,
Golpean los recuerdos en mi pecho
Que se perdieron en la oscuridad
Del mismo tiempo,
Horas que transcurren lentas
Y aunque me salve
Vida que sin ser vivida muere,
Caminos que me ofrece
Y la convierte en mi poesía.
Cánticos olvidados
Que se renuevan al paso de los días,
En esas calles se me presentan
Viejos fantasmas que vuelven,
Que en mi pecho renacen
Alegrando mi alma.
Encendidas las luces
Cómo viejas lámparas,
Me obligan a mirar
Recordando esos rincones
Ya olvidados y enterrados,
En esos momentos vividos
Que con infinita tristeza
Vuelven a mis ojos
En forma de lágrimas.
Y yo te pienso luna,
Te contemplo en lo alto,
Yo te pienso luna
Que me alumbrarás esa noche
Cuando se canta
La buena nueva,
Porque pensándote se me va
La tristeza que me envuelve,
Y pensándote mientras a lo alto
Con los ojos cansados te miro
Me devuelves a la vida.
SILVER ©
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