Se va desvaneciendo la tarde
Transformándose en noche
Mojada y fría,
Donde los silencios se adueñan
De las calles,
Mantienen callados
A los furtivos amantes
Mientras contemplan
En el azul oscuro del cielo.
No se mueven los pétalos
De las rosas en sus tallos
De afiladas espinas,
Ni las hojas de los árboles
En la quietud, en la calma
Que poco a poco se apodera
De nuestras vidas,
Nada se mueve,
Ni tan siquiera los bemoles
De una inacabada melodía,
Noche fría y oscura
Esperando un nuevo amanecer,
A un nuevo día.
La luna languidece
Perezosa y pálida
En la curva del oscuro cielo
Mientras yo pienso
En quién provoca mis desvelos.
A soñar perdí el miedo,
Cómo a expresar lo que siento,
A extrañar mis letras
Cuando a estas horas
Tardías escribo
Con mi eterna pluma,
Dejando atrás lo superfluo
Llenando con mis palabras
La luna que creciente
Entra por mi ventana
Siempre entreabierta.
Flotando mi mirada
Testigo mudo del invierno
Que gris se avecina,
Cae despacio la noche
Y los vacíos de los corazones
De los que nunca se amaron,
De las manos que no acarician
Y de los besos que se van olvidando
Cuando los abiertos ojos
No miran ya la luna
Y el alma se marchita.
SILVER ©
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