martes, 23 de febrero de 2021

Cuando dejamos caer la noche

 

Dejamos caer la noche

En los abismos oscuros,

Cuando pasa el silencio

Las palabras y los hechos

No caen en el olvido,

Lentamente se rompe

La incipiente oscuridad

Cómo las olas del mar

Frente a un acantilado

Majestuoso y desafiante

Erguido y poderoso

Ante sus implacables 

Y poderosas embestidas.

Cae la noche cuando el aire

Quieto se queda

Y la vida se enfunda

En su traje oscuro

Adueñándose de los rincones

En una danza tenebrosa,

Escribo con la luz mortecina

De unas velas desfigurando

Mi sombra contra la pared,

Anocheciendo en las calles

Y el cante se oye en los tabancos

Embrujando la luna

Cuando nace en el horizonte.

El sonido de una guitarra

Rompe en la lejanía,

La luna se ruboriza

Y su luz plateada

Brilla todos los días

En mi loca vida,

Ilumina las blancas enaguas

Bajo el vestido de lunares

De las infatigables bailaoras,

Cante y baile por bulerías

En mi pueblo, en mi barrio,

En un frenesí incesante

Que aplaca la negrura 

De la dulce noche 

Dando color a tus labios

Cuando sonríes a la luna.

Esas calles con olor a vino,

Perfume de mi pueblo

Esperando al nuevo día,

Se encienden las farolas,

Se renueva la felicidad

Oyendo extasiado ese canto

Que desgarra la noche

En un místico halo

Entre la vida y la muerte

Antes que amanezca

Un día bello y radiante,

Así eres tú, tan frágil

Como esa guitarra que suena,

Tan fuerte como las cadenas

Que arrastran los penitentes

Cumpliendo su promesa

En la madrugá jerezana.


SILVER ©

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