En estas horas que se anuncia,
A ti vengo
Como cada noche
A finalizar el día,
Sediento de la ambrosía
Con la que se curan
Las viejas heridas,
A ti vengo,
En esta inusual cita,
En la que mi alma
Desfallecida y hambrienta
Florece en las comisuras
De los sueños y de tus labios,
A ti vengo,
Entre miles de mundos
Que a tu alrededor giran,
Como una gran noria
Sobre su propio eje,
En ese claro de luna
Cómo rosa recién abierta
Al caer este día
A la noche dando paso.
Cuántas quimeras silenciosas
En la profundidad del sueño,
Insólitas y misteriosas
Que se esconden del deseo
En el destello de la memoria,
Música persistente
Que envuelve y envuelve
Mi cuerpo y mi mente
En las horas trémulas
De la nocturnidad entre nubes
Mecidas por la brisa.
A ti vengo,
Con mis manos vacías
Y el corazón rebosante
De júbilo y extasiado,
Arropado por tus te quieros
Y una canción de cuna.
Brillante está la luna
Y sus largos rayos
Se filtran entre las ramas
De un durmiente árbol,
Cubriendo los nidos de plata
Del ya enmudecido mirlo,
Esperando al amanecer
Para regalarle su bienvenida
Con una canción de ausencias
Asomándose al sol
En el eterno horizonte.
SILVER ©
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