Las noches de arrullo
Las envuelven la dulce melodía
De la brisa entre suspiros
En el canto de la luna
Vestida de tul plateado,
Cuando asomándose
A tu ventana vele tus sueños
Que en esa total oscuridad
Sea tu luz y tu esperanza
Tus noches de desconsuelo.
Luna que se desvela en la noche
Para dar paso al amanecer
Previniendo la primavera
Y que mi pluma busque
Siempre sus palabras
Para que yo las escriba
Cuando se escapa el día
En el exilio de las horas.
Déjame refugiarme en los pliegues,
En el eterno manantial
Del sonido de tu voz
Que la brisa me acerca,
Es tu luz, el canto
De suprema alegría,
Es el poema, el sentimiento
Que te brinda abrazos
Y besos que florecen
En cada mirada de tus ojos
Y en el amanecer en los campos
Cuando se destiñe la luna
Allá en el inmenso horizonte.
Duermes en las horas
Que transita la oscura noche,
Del candor de tu cuerpo
En la presencia volátil
De las hadas revoloteando
Alrededor de la blanca luna,
Y con su canto me llama,
Me atrae, cómo las sirenas
Al indomable Ulises,
Me acerco a tu cuerpo
Que emerge entre las sábanas,
Condenándome al éxtasis
De tu perpetúa presencia,
Llenándome, expandiendo
Mis manos, mi pluma
Para escribir lo que siento.
Despejo mi alma de la palidez
Que provoca el miedo
De las temidas ausencias,
Ansío el tacto de tu piel
Y la dulzura de tu mirada,
Ansío la vida que me dan
Tus cálidos besos,
En el alba roja cuando
Escondiéndose la luna
Colorea el sol cada mañana
Las vaporosas nubes.
SILVER ©
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