jueves, 24 de octubre de 2019

Me sentaré


Me sentaré tranquilo
En la arena con el sosiego
Que me regala el mar
Cuando lo contemplo,
Observando extasiado como el sol
Se va cruzando con la luna
Sin una caricia, condenados
A toda una eternidad sin caricias,
Tan solo un leve roce
Y desde lo alto ella lo cubriría
Con su manto plateado
Mientras duerme en las profundidades
Del mismo cielo, ruborizadas
Sus mejillas soñandola
En las altas horas del sueño.
Dejaré nubes blancas
Para indicar el sendero a seguir
A través de las olas de nácar,
Relucientes como ángeles
Batiendo sus inmaculas alas,
Que traviesos en la oscuridad
Revolotean disipando
Las brumas de la noche cerrada.
Ese camino entre las olas
Que se dirige hacia al alba
Protegido por la claridad
Dejando paso a las sirenas
En su encuentro con el sol naciente,
Aún con la húmeda neblina
En estos días de olores
Y de colores con sus matices
Que evocan el próximo invierno.
Esas gotas de las olas
Mojando las vacías playas
Cómo llanto, de tristeza,
Por ese último verano.
Te imagino lejos, también cerca,
En esas palabras escritas,
Te veo riendo, intuyo tus sonrisas,
En ese lugar de mis pensamientos
Que hace recordarte cuando miro
El azul inmenso del cielo.
Luna...luna... allí te espero,
En el recodo de ese camino
En ese mismo, en el caminar
Del tiempo con alas de papel
Confundiéndose con las estrellas
Cuando se escapa la noche.
Vuelan libres las hadas
Y los duendes que agitan
Las luces del alba,
Mi alma te anhela
Y mi pulso se accelera
Con el latir de mi pecho,
Evocando esos besos
Que se quedaron huérfanos
De tus labios entreabiertos.

SILVER ©

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