viernes, 25 de septiembre de 2020

Ese bosque

 

Ese bosque que espera

Los murmullos de la brisa,

Mientras dejan caer

Los árboles sus hojas

Y se marchitan las flores

Que no lucirán tu cabello.

Sembrado de pétalos y hojas

El camino que me lleva

Cuando va anocheciendo,

Sin brújula, sin estrellas,

Solo con el brillo de tus ojos,

Peregrino en esa senda

Me conduce a tu vera.

Ese lugar sagrado,

Ese corazón que me invita a la vida,

Templo misterioso

Que mil y versos inspira,

Desnuda mi alma

Y hace fluir con fuerza mi sangre.

Cuando crecen mis palabras

Que despiertan de su letargo

Poniendo de manifiesto

Tu nombre en cada trazo

Sin que lo pronuncie mis labios.

Y se hace de noche;

Contemplo la llena luna

Plateando las copas de los árboles,

Filtrándose entre sus ramas,

El verde se torna plata

Desafiando las furtivas miradas,

Donde solo se oye

El sonido dulce de la noche.

Hagamos que sea infinita,

Sin la espera del mañana,

Aunque el sol impaciente

Espere a la luna en su tardanza,

Acompañada de hadas y duendes

Tocando los faunos sus flautas.

Las luciérnagas traviesas

Cada noche renacen

Alumbrando los rincones

Y los senderos del bosque,

Acarician tu cara con su aleteo

Haciendo brillar tus ojos

Y la luna cierra los párpados

Ante tu dulce brillantez

Rindiéndote homenaje

Cuando la madrugada se rompe.

El carmesí de tu boca invita

Entre caricias y risas

A volar libre entre tus besos

En el sentir de nuevas sensaciones

Que a escribir me inspira

Cada noche, en el momento

Que pierdo la noción del tiempo. 


SILVER©


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