martes, 1 de septiembre de 2020

Mandame


Mándame esa rosa
Que una vez la vida me regaló
Como los sentimientos
De una noche que se escapa
Y va marchitándose,
Reliquias de un pasado corto
E efímero como el invierno,
Que hace caer las hojas
Llevándoselas el viento
Como mal presagio.
Mándame un amanecer
En ese jardín soñado
Donde la luna expanda
Los plateados fulgores,
El alba y el sol naciente
Coloree el cielo de rojo
Cuando un ave insólita
Canta a la mañana,
El tiempo rompe
Dos íntimas soledades,
Uniendo dos almas gemelas
En un crisol fundiéndose
Donde el amor impera.
Mándame abrazos
O quizás una poca de brisa,
Y con ella la frescura
De la tarde que se despoja
De la luz del día,
Mándame tus risas
O quizás esos besos olvidados,
Con tus brazos abiertos
La luna que anida en el cielo.
Quizás las alegrías cuando jugabas
Por esas calles en verano,
Ese olor a infancia,
Tus pies descalzos
Sobre la arena de la playa.
Mándame el eco de tus recuerdos,
La soñadora y romántica estrella,
La transparencia inmaculada
De la esperanza de cada día
Despojada de las incertidumbres
Y las ansias de un incierto tiempo.
Mándame la blanca ilusión
Recitandome a Neruda,
Buscando el refugio
De sus infinitas palabras,
Buscando el camino
De regreso al árbol
Donde un columpio
Como si fuéramos niños
Lo colgaremos de una fuerte rama.
Mándame el canto de los pájaros,
Su trino incesante
Antes del crepúsculo
Que de repente cae
Sobre los campos desnudos,
Mándame los colores de sus alas
Esos cantos que me acarician el alma,
Mándame las olas del mar,
Ese sol en poniente
Que colorea la tarde
E ilumina tu cara
Cuando en silencio se hunde
En la profundidad del horizonte.

SILVER©

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