viernes, 18 de septiembre de 2020

La soberana del cielo

 

Anochece; la luna poco a poco

Va perdiendo su redonda forma

Después de haberse escondido

Entre las sombras de la tierra,

Detrás, inalcanzable a los rayos 

De ese sol que se hunde

En la línea del mar,

En el inmenso horizonte.

Espíritus alados la rodean,

Rindiéndole pleitesía las estrellas

Cómo soberana del nocturno cielo

Con sabor a sal que se perpetua

En las salinas tierra adentro,

Con un blanco fantasmal

Reluciente como diamantes infinitos.

Susurros nocturnos que me seduce,

Que se elevan como el humo

Hacia los confines de la noche,

Cierro los ojos, me transportó

Hacia ese mar que me espera

Junto a la luna blanca, eterna,

Esencia de la vida, de las mareas.

Y aquí me quedo, dibujando al viento

Un cometa que surca sin rumbo,

Sin pedirle un deseo,

Me quedaré dormido

Mirando el techo estrellado,

Cómo ese rocío en la madrugada

Refresca mi piel, mi cara,

Y tú luz se desliza en el mar en calma

Para llegar a mi, mientras te espero.

Noche trémula que se escapa

Juegan las hadas entre las nubes,

La brisa levanta espuma

De nácar en las olas,

Reflejándose la luna sobre su manto

Y los astros enmudecen

Mientras caminas descalza

Sobre la arena de nuestra playa.

Haciendo temblar los pasos

En la quietud del atardecer

Que conducen a la magia

Del mar en su plenitud,

Te miro sin que me veas

Entre las sombras que se avecinan

Cayendo la tarde silenciosa

Oscureciendo la blancura

De las crestas de las olas,

Oscurece, se va la tarde

Poco a poco la luna

Va perdiendo su redonda forma

Para esconderse después

Entre la luz de mi Alma


SILVER©


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