En esa tarde tiedosa
Con el silencio solo quebrantado
Por el sonido de los pajaros
Sobre volando los tejados,
Vorazmente te habría amado
Y nuestras almas
Se fundieran en ese abrazo.
En el tibio lecho
Entre las sábanas,
Testigos de mil deseos,
Asciendo a tu pecho
Cómo explorando una selva
Desconocida y misteriosa.
Pacto firmado entre besos
Sin promesas ni requiebros,
Con el sonido de la lluvia
Invadiendo la habitación a oscuras.
Sin haber más luz
Que el brillo de tu mirada
Inundando la estancia
Perdiendo yo la calma.
No me da miedo la partida
Que inexorablemente se producirá,
No quiero escribir las sílabas
De un adiós sin palabras.
Frío hace fuera,
Y sigue el silencio
Siento el suave golpeteo
De esta tormenta de deseos,
Y entre las nubes grises
Asoma la primavera
Con el olor a flores de tu cuerpo
Desterramos el frío invierno.
Eres mi realidad, mi quimera,
Una luz en la lejanía,
Viene y se va,
En esta oscura habitación
Resplandece en cada mañana
Con el parpadeo de tus ojos
Y el abanico de tus pestañas
SILVER ©
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