martes, 10 de septiembre de 2019

Dueña del tiempo


Podrías ser dueña del tiempo
De tal modo que la música
Llenase las soledades
En las calles florecidas
En una eterna primavera,
O en ese próximo otoño
Cuando caen las hojas
Coloreando las aceras
Con sus vivos colores.
Cómo las palabras que se escapan
Aderidas en una página en blanco
Que desborda mis emociones
Cuando te escribo,
En este tiempo siendo testigo
Esas noches solitarias,
Instantes que se perpetúan
En mi voz callada
Cuál mariposa en su crisálida.
No necesita medida ni rima,
Son tal como las expreso
En tromba surgen, sentimientos,
Cómo potro salvaje,
Cómo flor abriéndose a la vida
Entre todos los versos
Que te escribí en esos momentos
De mis tiernas soledades.
Y por fin llega la noche,
Desnudo mi alma en mis letras,
Criaturas vivas que nacen
Desde lo más hondo
Contemplando la luna
En su viaje que nunca acaba
Entre el poniente y el alba,
Con alas blancas de un ángel.
Y en ellas, en los momentos vives,
Aunque yo no las recite
Las escuchas mientras las escribo,
Más allá de la tinta,
De la inspiración que llega
Cuando va naciendo la luna.
Vislumbrando las palabras
Que una rosa roja perfuma,
En ese deseo del silencio
Escondido tras las sombras
De unas hojas en blanco
Que aportan la claridad
Cuando por sus líneas
Se desliza mi pluma,
Tratando de escuchar el silencio,
Templo vacío bajo la inmensa
Cúpula del universo
Transitada por las estrellas
En el atardecer que se acaba
Renaciendo la noche,
Volviendo a la vida las hadas.

SILVER©

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