miércoles, 25 de septiembre de 2019

El templo verde


Ese bosque que espera
Los murmullos de la brisa,
Mientras dejan caer
Los árboles sus hojas
Y se marchitan las flores
Que no lucirán tu cabello.
Sembrado de pétalos y hojas
El camino que me lleva
Cuando va anocheciendo,
Sin brújula, sin estrellas,
Solo con el brillo de tus ojos,
Peregrino en esa senda
Me conduce a tu vera.
Ese lugar sagrado,
Ese corazón que me invita a la vida,
Templo misterioso
Que mil y versos inspira,
Desnuda mi alma
Y hace fluir con fuerza mi sangre.
Cuando crecen mis palabras
Que despiertan de su letargo
Poniendo de manifiesto
Tu nombre en cada trazo
Sin que lo pronuncie mis labios.
Y se hace de noche;
Contemplo la llena luna
Plateando las copas de los árboles,
Filtrándose entre sus ramas,
El verde se torna plata
Desafiando las furtivas miradas,
Donde solo se oye
El sonido dulce de la noche.
Hagamos que sea infinita,
Sin la espera del mañana,
Aunque el sol impaciente
Espere a la luna en su tardanza,
Acompañada de hadas y duendes
Tocando los faunos sus flautas.
Las luciérnagas traviesas
Cada noche renacen
Alumbrando los rincones
Y los senderos del bosque,
Acarician tu cara con su aleteo
Haciendo brillar tus ojos
Y la luna cierra los párpados
Ante tu dulce brillantez
Rindiéndote homenaje
Cuando la madrugada se rompe.
El carmesí de tu boca invita
Entre caricias y risas
A volar libre entre tus besos
En el sentir de nuevas sensaciones
Que a escribir me inspira
Cada noche, en el momento
Que pierdo la noción del tiempo. 

SILVER©

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