domingo, 22 de marzo de 2020

Alma solitaria


Que era si no un alma solitaria,
Y ella luz de luna plateada
Que baña con sus rayos
Ese inmenso y oscuro vacío
En el atardecer de los sueños
En la frescura de las primeras
Noches de primavera.
Son los silencios atrapados
Entre las horas inertes,
Con los ojos perdidos en el infinito
Recordando tiempos no muy lejanos
Atormentado por ese amor prohibido
Reflejándose en el espejo del mar,
En esa hoguera que quema
Esas ramas ya secas
Compone el mirlo su canción
Y con júbilo canta
A esa amarilla rosa
Con el rubor de la cálida luna.
En esa secreta senda
Escondida tras los árboles,
El mirlo sutil a la rosa besa
Tomando su color el pico
Cuando con delicadeza la rozó,
Ese amor por la luna
Que se refleja en la rosa,
Secreto para su amada
Cómo canción de cuna.
Eleva su espíritu al cielo
Hasta lo más recóndito del firmamento,
Es el perfume de sus pétalos
Que llena con el azahar
De los naranjos en flor
Todos los rincones de su alma,
Es el atardecer que llama
El inexorable transcurrir del tiempo,
Observo en silencio
En esta quietud que da paso a la noche
Y respetuoso como en un templo
Ofrece su canto a los dioses,
Cómo súplica, cómo plegaria,
Hasta la misma cúpula
De ese inmenso cielo.

SILVER ©

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