martes, 10 de marzo de 2020

Se desvanece el invierno


El tiempo pasa inexorablemente
Este invierno se desvanece
Vuelven los anhelos de antaño
Que siguen cautivos de mi mente,
Esperando tus sentidos
De tu cuerpo, de tus ojos.
Es el amor que atesoro
Caricias sutiles de unas manos
Con la suavidad de la brisa,
Esa musa para quien escribo
Cada día en el atardecer,
Aunque nuestras manos
No se entrelazan con la luna
Cómo inmortal testigo.
Ya no importará si muero,
O si después de esta noche
No salga por el horizonte
Ni despunte la aurora.
De amor son los lazos
Que me une al aroma de las flores
Cuando tu cuerpo se impregna
De su etéreo perfume,
Hoy te regalo mi último suspiro
Antes de que el dios Morfeo
Me nuble la mente,
Cuando el mar refleja
El camino de plata
Sobre las indómitas olas
E insomne la luna acaricia
Con sus rayos tu cama.
Te regalo mi último pensamiento
Y si necesario fuese
Hasta mi último aliento,
Se quebranta la realidad
En ese canto de esperanza,
Desnudo mi cuerpo, mi alma,
Y sosteniendo mi mirada
Desde mis adentros,
Ahí está todo lo que soy,
Todo lo que llevo dentro.
Lo que soy no lo dicen las palabras,
Doy la ternura que como la brisa
Desde lo más hondo nace,
Es mi pequeño santuario
Que se llama alma.

SILVER ©

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