Entre la luz y la oscuridad

Se abrió la puerta
Para dar la bienvenida,
Asomandome y en la mano
Una copa de vino
Para calmar la sed
De una cansada viajera.
Aquí estoy,
Entre la luz del interior
Y la oscuridad del bosque,
Queda el fuego del hogar,
Aquel que se alimenta
Con las letras de un poema
Escrito y desvelado
Que se adormece tranquilo
En el regazo de unos versos
Mientras se escriben
En la larga espera
De que pases dentro.
Cierro los ojos,
Renacido una y otra vez
En el perpetuo anhelo
Desdoblando el tiempo
En las horas altas
Desde una habitación
Dónde aún retumba
El dulce eco de tu voz.
Prosa huérfana de ti
Desdibujada e inerte
Dónde suspiran sutilmente
Hasta las flores,
Se encienden las luces
De las lámparas del zaguán
Dónde te espera el hogar
Encendido sobre sus mismas
Y rojas ascuas
Para mitigar el aún frío
De esta incipiente primavera,
Naciendo en la alegría
Floreciendo a cada paso
De tus pies en el camino
Que mi casa te acerca

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