Tu esencia delata tu nombre
En este nuevo atardecer
Cuando el sol se inclina
Hacia su ocaso en el horizonte,
Y el oro de sus rayos
Envolviendo tu cuerpo
Dibuja su contorno
Sobre la caliente arena,
Y el viento mece tu cabellera
Creciendo la noche en la tierra.
Me recuesto contemplado
Y me inspira ese momento
Cuando surges del agua,
Esa pradera húmeda e infinita,
Llena de anhelos
Haciendo realidad los sueños
Sintiendo las caricias
De tu piel en la mia.
Divagando en ese mundo
Me condeno al silencio
Sufriendo el arrullo roto
Y con la voz quebrada
Cuando escribo esos otros poemas
Porque no confieso mis deseos
En voz alta salen de mi alma
Pero dentro se quedan presos.
El oro delata tu nombre
Ya en noche cerrada,
La luna mide mi razón
Y mi pluma se resiente
En esta postrera hora
Que fugitiva escapa hacia lo alto
Dónde tu luna, hoy brillas
En esos sueños guardados,
Donde siempre habitas
Y de nuevo te abres al mundo
Cómo evocación al más allá,
Una elegía que lanzo al viento.
El oro delata tu nombre
En unas simples sílabas,
Aunque la luna sea mi musa
Se acorta el tiempo que se disuelve
Cómo azúcar en el café,
En esa densa niebla que envuelve
La razón al mirarte,
No mienten mis ojos
Que titubeando te contemplan
A contraluz sin perderse un instante
En tu lento caminar,
Cómo tentación a mis sentidos
Y tu mirada me turba, me desarma
Incapaz de emitir sonido mi boca.
Llega la noche,
Ya no impone la luz
Apagada a la realidad,
Se funden los azules y negros,
Se encienden las estrellas,
Se apaga el sol y solo queda
El oro que delata tu nombre
Y la luna me impulsa a escribir
Cómo en cada atardecer
Para que brilles cada noche.
SILVER ©
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