lunes, 9 de agosto de 2021

La ausencia

 

Florece la ausencia

En ese reloj de pared

Que solitario marca las horas

Que pausadamente van pasando

Entre las sombras del día,

El sol no es el mismo

Cuando decae hacia el horizonte

De ti huérfano y desnudo

Tras esas livianas cortinas

Que el atardecer cubre

Cuando naces luna,

Espejo es el mar abierto

Dónde se refleja en su caída

Dorando la cresta de la olas

Cuando regresan a ti.

Florece la ausencia

En ese reloj de pared

Que solitario marca las horas

Perdiendo la memoria 

Del nuevo amanecer,

Decidí decir lo que siento

Cuando la noche iluminas

En tu cándida mudez,

Mis palabras se llenan de fuego

Y de plateado fulgor,

No se mueven mis sueños

Cuando te puedo contemplar

En cada anochecer,

Recuerdos que navegan sin vagel

Entre mis sueños

Tejidos bajo la sombra 

De la siempre mi luna.

Florece la ausencia

En ese reloj de pared

Que solitario marca las horas

De los días sin ayer,

Deslumbra esa luz que emanas

En silencio cuando cubres

El nocturno cielo,

Se transmutan los suspiros,

Se transmutan los silencios

En cantos y musicas

Que de tu pecho escapan

En todo momento

Elevándose al cielo

Cómo una plegaria.

Florece la ausencia

En ese reloj de pared

Que solitario marca las horas

Sonriente en cada pulsación

De sus engranajes viejos,

Parece sonreír a cada hora

Meciendo su péndulo

Que celoso mueve el minutero

Queriendo jugar con el tiempo

Para que nunca acabe,

Subirme en esa saeta

Que marca las horas

Que faltan para el alba

En el horizonte asome.

Florece la ausencia

En ese reloj suspendido

Que solitario marca la horas

Que cuando suena

Tiemblan los cimientos

De esa vieja pared.


SILVER ©



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