viernes, 20 de noviembre de 2020

Quietud

 

Aparente quietud que nos da

La tarde que muere,

Las nubes se retiran

Para dejar paso de nuevo

Al azul oscuro del cielo

Abrazando la noche.

Despacio despierta el búho

Y los ojos de los gatos

En la oscuridad brillan,

A lo lejos maullando

Con un lastimero canto

Un gato buscando 

Su hembra esquiva

En la emergente luna.

Quedo solo mirando por la ventana

Esa calle aún mojada

Por fría humedad,

Con la mirada perdida

Soñando con tus besos,

El frío quema las entrañas

Y añoranzas destila el otoño,

Trazo una senda con mis huellas

Hasta donde acaba el pensamiento,

Allí donde tan solo llegan

Los que por la noche sueñan.

Aunque esten lejos,

Pero que en un salto

Y estirando los brazos,

Con una simple mirada

Se alcanzan las estrellas,

Cuando en el firmamento asoman,

Esta fresca tarde 

Que irremediable se escapa

Y las yemas de mis dedos

Se vuelven insensibles con el frío,

Cuesta coger la pluma,

Cuesta no perder el hilo

En esa lucha por mantenerla

Firme mientras escribo,

Haciéndose notar la fría tinta

Cuando se desliza entre mis dedos.

¡Aún así! Mi corazón

Permanece caliente

Cómo en una eterna primavera,

Abriéndose paso a cada latido

Que suena en la cavidad

De mi pecho que esconde

Todos esos poemas 

Que aún no he escrito.

La lentitud de la escritura

Cómo tango melodioso,

Bailan en mi cabeza las palabras

Que se entrelazan alegres

Entre las líneas de los sentidos.

Quizás no sepa expresar

Esas pinceladas de colores

Que mi mente inventa,

Esos bellos paisajes

Que se esculpen en tus ojos

Entre sol y luna,

Quedando suspendidas en el viento

Las palabras en este atardecer

Cuando te habla de amor

En el más profundo silencio.


SILVER ©

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