miércoles, 2 de enero de 2019

Recuerdos de vísperas de Reyes


Se acercan los reyes, de estas fiestas creo que es el día más bonito, además de más nuestro, no es un personaje prefabricado por los yanquis, es una tradición nuestra de siglos, tengo en el  recuerdo esas noches de espera, el nerviosismo de la víspera de reyes, el acostarme temprano, hacerme el dormido con la cabeza tapada para que los reyes no me vieran despierto. Dulce inocencia de aquellos años, recuerdo como mi hermana Uchi, así la llamábamos cariñosamente, se ocupaba de poner los regalos debajo del árbol, y de los susto que mi daba la muy...
Cuando me regaló mi primer reloj, entonces ya no era tan niño, pero sentía esa magia. Aunque no fueron años muy buenos en algunos sentidos, quedan esos bonitos recuerdos. Y en mi propia familia, como me quedaba hasta las tantas en vísperas de reyes envolviendo regalos, nunca permití que me lo envolvieran, ese ritual permanece hoy en día, no importa que regalo haga, siempre los tengo que envolver yo, le ponía mucha ilusión a esa rutina, era un chiquillo más en esos momentos, ver la cara de felicidad de los niños, eso, no se paga con dinero, eso se vive y se siente dentro. Y en la asociación de vecinos de la cual yo era miembro, cómo me gustaba diseñar las carrozas, o vestirme de rey para llevar regalos, bonitos e inolvidables días desarrollando mis ideas y verlas culminadas cuando los niños eran participes de ellas. Si, lo reconozco, me gusta el día de reyes, por lo que representa en nuestra cultura, y por la ilusión que despierta en los niños, y lo que nos hacía sentir cuando lo éramos nosotros, aunque también ahora me traen malos recuerdos, pero los buenos son más fuertes y permanecen dentro de mi.
O será que este año tengo más ilusión, quizás me trajeron felicidad antes de tiempo y no esperaron al 6, o quizás será porque me lo merezco. Sea como fuere (no sé porque me gusta esa expresión) sea como fuere, me siento muy bien, no tengo nietos, Dios no ha querido que los tuviera, eso si, un montón sobrinos nietos, pero son tantos que necesitaría una fortuna para regalarles algo. Mi cariño, eso si siempre lo tendrán.
Ahora mi momento café, ese otro ritual mañanero que me encanta, a algunos les parecerá algo trivial, pero es el poder de hacer de algo sencillo y rutinario, un momento especial, como todo en la vida, es el  valor que nosotros le demos a las cosas, tiene más valor un pequeño momento compartido con alguien especial, por muy pequeño que sea, que este repleto de felicidad, que el más grande de los tesoros. Son esos pequeños momentos los que hacen a pesar de todo, que la vida valga la pena vivirla.

SILVER

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