Alzo los ojos hacia el cielo
Mientras se va oscureciendo la tarde,
Más allá de la humedad
Que cae sobre los adoquines
Y moja mi frente
Mientras camino por esas largas calles,
Mis brazos caídos, laxos,
La celeste bóveda oscurece.
Huelo a musgo, a mojada tierra,
A las hojas que alfombran las aceras,
Es el otoño que con su aullido
A golpes de frío y agua
Se adueña inexorable de nuestras vidas.
Contemplo esas calles
De transeúntes vacias
Sin calor en esta tarde gris,
Y, mientras se escapa mi mente
Caminando sobre ese parterre
De miles de hojas amarillas y ocres,
Se marchitan las flores
Y se marchitan las ganas.
Esa luna escondida
Que como los más preciados tesoros
Guardo en el cofre de mi pecho
Que con su luz de plata
Da calor a este otoño
Cuando luce en el firmamento.
Emergiendo los recuerdos escondidos,
En ese rincón donde guardo
Tus más tiernas sonrisas,
Asomará el alba en el horizonte,
La luna brillante y timida
Nos regala su presencia
Alumbrando tus cabellos,
Traspasando las nubes
Con sus inmortales rayos
Invocando a Endimion
Cuando abandona su lecho,
Amo la noche porque precede
Un nuevo amanecer,
Cómo el poeta precede a su poesía
Esperando a ser escrita
Cuando los duendes y las hadas
Cada noche juegan con la luna.
SILVER©
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