sábado, 24 de octubre de 2020

Nocturnidad

 

La luna, despertando

De su largo letargo,

Se alza cálida y escapando

Se incorpora a mis sueños,

El corazón inflado,

Mi destino tiene tu nombre,

Y el tiempo que le sigue

Te llevan mis tesoros,

Mi pluma, mi alma

Y todos mis sentidos,

Sembrados en la vereda

De los campos floreados

Por tu mirada de terciopelo.

Y desde lo alto me cubres

Con su manto plateado

Mientras me hundo 

En las profundidades del sueño.

En el mismo cielo, ruborizadas

Las mejillas, soñandola

En las altas horas de la noche.

Dejaré nubes blancas

Para indicar el sendero a seguir

A través de las olas de nácar,

Relucientes como ángeles

Batiendo sus inmaculas alas,

Que traviesos en la oscuridad

Revolotean disipando

Las brumas de la noche cerrada.

Ese camino entre las olas

Que se dirige hacia al alba

Protegido por la claridad

Dejando paso a las sirenas

En su encuentro con el sol naciente,

Aún con la húmeda neblina

En estos días de olores

Y de colores que con sus matices

Evocan al próximo invierno.

Esas gotas de las olas

Mojando las vacías playas

Cómo llanto, de tristeza,

Por ese último verano.

Te imagino lejos, también cerca,

En esas palabras escritas,

Te veo riendo, intuyo tus sonrisas,

En ese lugar de mis pensamientos

Que hace recordarte cuando miro

El azul inmenso del cielo.

Luna...luna... allí te espero,

En el recodo de ese camino

En ese mismo, en el volar

Del tiempo con alas de papel

Confundiéndose con las estrellas

Cuando se escapa la noche.

Vuelan libres las hadas

Y los duendes que agitan

Las luces del alba,

Mi alma te anhela

Y mi pulso se accelera

Con el latir de mi pecho,

Evocando esos besos

Que se quedaron huérfanos

De tus labios entreabiertos.


SILVER©

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