miércoles, 20 de noviembre de 2019

En la quietud


Aparente quietud que nos da
La tarde que muere,
Las nubes grises se retiran
Para dejar paso de nuevo
Al azul oscuro del cielo
Abrazando la noche.
Despacio despierta el búho
Y los ojos de los gatos
En la oscuridad brillan,
A lo lejos maullando
Con un lastimero canto
A la emergente luna.
Quedo solo mirando por la ventana
Esa calle aún mojada
Con la mirada perdida
Soñando con tus besos,
El frío quema las entrañas
Y añoranzas destila el otoño,
Trazo una senda con mis huellas
Hasta donde acaba el pensamiento,
Allí donde tan solo llegan
Los que por la noche sueñan,
Aunque esten lejos,
Pero que en un salto
Y estirando los brazos,
Con una simple mirada
Se alcanzan las estrellas
Cuando en el firmamento asoman.
Esta fría tarde que se escapa
Y las yemas de mis dedos
Se vuelven insensibles con el frío,
Cuesta coger la pluma,
Cuesta no perder el hilo
En esa lucha por mantenerla
Firme mientras escribo,
Haciéndose notar la fría tinta
Cuando se desliza entre mis dedos.
¡Aún así! Mi corazón
Permanece caliente
Cómo en una eterna primavera,
Abriéndose paso a cada latido
Que suena en la cavidad
De mi pecho que esconde
Todos esos poemas
Que aún no he escrito.
La lentitud de la escritura
Cómo tango melodioso,
Bailan en mi cabeza las palabras
Que se entrelazan alegres
Entre las líneas de los sentidos.
Quizás no sepa expresar
Esas pinceladas de colores
Que mi mente inventa,
Esos bellos paisajes
Que se esculpen en tu tez morena
Entre sol y luna,
Quedando suspendidas en el viento
Las palabras en este atardecer
Cuando te habla de amor
En el más profundo silencio.

SILVER ©

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