Escucho la música del mar
Que en su orilla acompaña
Como una amante solicita
Y acurrucado en la arena
Las olas cantan su melodía,
En ese dulce momento
Cuando el viento errante
Sobre sus crestas cabalga.
Mares azules y bravíos
Que nos regalan sueños
Cuando sube la marea
Y nos cuentan sus secretos
Guardados en sus abismos
Donde descansan intrépidos
Y curtidos marineros.
Me gustan esos silencios
Solo rotos cuando rompen
Las olas sobre las rocas,
No, no quiero irme,
Quedarme es mi deseo,
Quieto, mirando al horizonte
Cuando el sol se adentra
En su inmenso seno,
No es una tarde cualquiera
Cuando los últimos soles
De esta última primavera,
Sentado en tus doradas playas
Se perderá mi mirada
En la incipiente luna llena.
Ese olor que desprende
Que me recuerda mi infancia,
Aunque me vaya
Nunca me habré ido,
Entre la arena y la espuma
Nació mi esencia
En esas horas de sosiego.
Cómo siempre cuando
Por las noches te sueño,
Quizás yo solo sea
Un corazón solitario
Iluminado por la blanca luna,
La que pinta de plata
Un camino encima de tus aguas,
Y yo me fundo cada noche
Cuando el día acaba
A escribirte a ti mar, a ti luna,
Sentado frente a mi cuaderno
Entre mis dedos mi pluma,
Cómo homenaje de cada tarde
Lo que sustenta mi vida.
Silver©
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